Entrevistamos a Alicia Pérez Gil
Entrevistamos a Alicia Pérez Gil

Con motivo de la publicación de Barro hemos querido entrevistar a su autora, Alicia Pérez Gil, para que podáis conocer mejor quién está detrás de esta novela.

Entrevistamos a Alicia Pérez Gil

La entrevista a Alicia Pérez Gil

Alicia es licenciada en Derecho y autora de terror y fantasía oscura. Ha publicado Ojos verdes Inquilinos con Cazador de Ratas (2019), y Simón dice (2020), así como múltiples relatos en diversas revistas online y antologías, entre ellas Vínculos oscuros, con Literup Ediciones (2020).

También autopublica libros para escritoras, como Escribir desde los cimientos (2019) y Rutina de entrenamiento para escritoras en ciernes (2020). Gestiona además un blog de aprendizaje literario y un Patreon con la misma temática.

¿Cómo está siendo la experiencia de publicar tu primera novela larga? ¿En qué se diferencia de otras ocasiones?

Una novela se parece a una novela corta lo que un huevo a una castaña, no te voy a engañar. La narración breve tiene la ventaja de que la autora puede mantener la historia y todos sus elementos en la cabeza y acudir a ellos sin necesidad de notas, prácticamente. Cuando la obra es más larga, hace falta un registro de detalles, para empezar. Y reconozco que la atención al detalle no es lo mío.

Además, tengo una capacidad infinita para el aburrimiento. En serio, me aburro enseguida. Así que todo el proceso de leer, releer, corregir, volver a corregir, etc. podría haber sido un auténtico infierno. He tenido mucha suerte y ha ocurrido justo lo contrario.

La experiencia está siendo increíble. Ya desde el momento de la corrección supe que esto no iba a tener nada que ver con nada de lo que había hecho antes. Y no solo porque la señora editora sea estricta y sabia, que se agradece, sino porque esta ha sido la primera vez que de verdad he trabajado en equipo. Creo que eso me ha hecho mejor escritora.

Escribir es un trabajo solitario, sí. Al menos durante algunas etapas. Pero las obras crecen y mejoran cuando personas ajenas a la autora, en este caso a mí, colaboran para hacer de ellas algo mejor. Y eso es lo que ha pasado con esta versión de Barro. Estoy encantada.

Barro se inspira mucho en Alicia en el país de las maravillas. ¿Cómo bebe de ella?

La verdad es que la referencia a la obra de Carrol es inevitable siempre que se habla de fantasía de portal, y Barro lo es.

Wonderland es un mundo imaginario en el que una tal Alicia cae, por puro aburrimiento, una tarde de estudios. Tembikar es algo parecido. Alicia huye de su realidad y yo no hablaría tanto de aburrimiento como de hastío, pero esa sensación de hartazgo está ahí.

En la obra de Carrol, además, hay que ser de una pasta especial para encontrar el sentido a lo que ocurre. Y la antagonista es una monarca excesiva. Tembikar no tiene reina, pero sí una ciudad parecida a la de Oz con magos tan exagerados y ostentosos como la reina Roja. En cuanto a entenderlo, parece ser que también hay que ser una lectora peculiar para encajar con esta historia.

Pero, a lo que vamos: ¿cómo bebe Barro de Alicia en el país de las maravillas? Sobre todo a nivel de elementos fundamentales. Creo que ambas se sostienen sobre pilares similares y que los adornos, aunque presentan un aspecto diferente, cumplen funciones parecidas.

¿La historia es autobiográfica?

¡Claro! Todavía me acuerdo de cuando fui a ver a mi hermana y terminé en una barca flotante conducida por un gondolero translúcido.

No, en serio: no es autobiográfica. Contiene personajes basados en personas que conocí y está escrita desde una ubicación emocional que me definía hace años. A mí y a un montón de postadolescentes que se las veían y se las deseaban para lidiar con su papel en el mundo y con el dolor que nace de un sentimiento de no pertenencia que a veces se te pega como las escamas a los peces.

A parte de eso, la Alicia de la novela es mucho más valiente que yo y su vida mucho más interesante que la mía.

¿Eres autora de mapa o de brújula?

Soy persona de brújula. Y digo persona, no autora, porque no planeo nada nunca. No está en mi naturaleza: me aburro.

Pero la experiencia me ha enseñado que ser autora de brújula no es tan diferente de ser autora de mapa. El primer borrador de una brújula es su mapa. A partir de ahí construye, pule, corrige, tiende puentes para sortear abismos y termina con una novela.

Los mapas hacen ese trabajo antes, las brújula lo hacemos después.

Alunas veces he planeado, debo decir, y me ha ido bien. Espero evolucionar hacia el mapa en mis siguientes obras.

Sabemos que a los autores nos cuesta decidir, pero… ¿cuál es tu personaje favorito de Barro?

Cero esfuerzo en esto: Tarquín. Este chico que termina convertido en esqueleto andante es mi personaje favorito. También te digo que no lo he escrito yo: nace de una película que dejaré que las lectoras descubran. Lo que yo he hecho ha sido traducirlo al lenguaje de Tembikar.

¿Qué valoras más del aprendizaje que implica publicar una novela?

Sobre todo, la fe ciega en que la siguiente será mejor. Saber que publicar una novela no es un hecho aislado, sino parte de un proceso.

No asumo que mi siguiente paso sea publicar una segunda novela, pero sé que sí escribiré más. Y también sé que el trabajo que hemos hecho con esta va a servir de base y trampolín en la siguiente. No para, sino en.

¿Qué crees que ha sido lo más difícil de todo el proceso?

La corrección, sin duda.

Tras terminarla pasé un par de meses muy alicaída. Y no porque hubiera muchos adverbios, o porque eliminásemos muchos peros. A nivel de estilo y ortotipografía me sentí cuestionada, claro, pero se me pasó pronto.

Sin embargo hubo algunos momentos durante el proceso en que parecía que mi editora y yo no nos entendíamos. No se me da bien comunicarme. Comunicar sí, pero comunicarme yo, no. Así que tuve que hacer un esfuerzo grande de honestidad. Al fin y al cabo hay un motivo para que Barro sea una obra más o menos críptica. Mis emociones, las de la Alicia de hace dos décadas, están ahí y no son dulces ni agradables.

Luego, pasar hasta tres veces por el mismo capítulo tampoco fue fácil. Cuando escribes algo por primera vez es muy liberador, hasta catártico, porque sueltas elementos, a veces traumáticos, que se te habían quedado anudados dentro. Pero incidir en ellos una y otra vez te obliga a reconocer su existencia, analizarlos, pulirlos y, al final, a hacer un pequeño balance de dónde estás respecto a eso de lo que escribiste con tanta ligereza.

Para mí escribir no es inofensivo. Y corregir ha sido como poner mucha agua oxigenada en la herida. La buena noticia es, claro, que si pica es porque cura.

Has estudiado Derecho, ¿cómo influyeron tus estudios en la creación de Barro?

Entre cero y menos diez, la verdad. La vida universitaria en mi caso fue una extensión de la vida en el instituto, pero rodeada de personas con las que compartía intereses. Ninguna de ellas, por cierto, estudiaba la misma carrera que yo, así que…

Has publicado dos libros para escritores: Escribir desde los cimientos y Rutina de entrenamiento para escritoras en ciernes. ¿Prefieres publicar novelas o no ficción? ¿Qué te resulta más fácil de escribir?

Escribir no ficción es mucho más sencillo para mí. Basta con saber qué vas a decir y decirlo con claridad. Hay que tener en cuenta que no puedes tratar a tus lectoras como si fueran bobas (porque no lo son) y requiere de honestidad intelectual.

Redacto no ficción con rapidez, me explico bien y tengo un buen grupo de mecenas en Patreon que me avalan. Soy buena profe porque me apasiona la materia que he elegido enseñar.

Prefiero, no obstante, publicar novelas. Y mira que esto es casi masoquismo. No escribo artefactos alternativos, pero tampoco se puede decir que mi obra responda a las exigencias del mercado más mainstream. Mis lectoras deben comprometerse con la lectura, les exijo atención, que pongan de su parte y que se fíen de mí. No les cuento las historias de siempre o, si lo hago, no se las cuento como siempre se ha hecho. Así que cuando alguna incauta cae entre mis páginas, la experiencia no siempre es positiva.

Mi mayor TW debería ser: lectura no fácil. Así nadie se llevaría a engaño. Al final duele leer una y otra vez que la lectura es densa, que hay que prestar atención a los detalles y que no se entiende todo. No porque sea falso. Todo eso es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Pero desde mi punto de vista no son defectos, sino virtudes.

A veces junto así las manitas debajo de la barbilla, miro al cielo y digo: «Jesusito de mi vida, eres creador de contenidos, déjame escribir algo facilito y petarlo a lo bestia. Prometo ir a misa todos los días». Pero no funciona. Yo hago lo que hago y me quedo un poco sola con ello entre las manos.

Afortunadamente, ya sé que es así y vivo feliz en mi burbuja de gente rara que disfruta la lectura densa que requiere atención.

¿Ahora que has publicado una novela por fin, vas a seguir escribiendo novelettes o crees que te atreverás con formatos más largos?

Estoy escribiendo una novela más larga que Barro que sucede en el mismo mundo. Y también tengo relatos y novelettes pendientes. No creo que mi manera de decidir lo que voy a escribir sea la extensión. Haré lo que me pida la historia, como dicen por ahí.

Y para acabar, ¿qué consejo darías a los escritores noveles que te están leyendo?

Que sigan leyendo. A mí y a otras autoras. Y que se pregunten qué les gusta de lo que leen y qué no. Y que luego intenten replicarlo.

También les diría que el oficio de escritora es muy poco glamuroso porque al final todo lo que hacemos es escribir. Algo que no requiere de lentejuelas ni alfombras rojas.

La novela

Barro es la primera novela de Literup Ediciones, después de lanzar las novelettes de Viajar en el tiempo es fácil… ¡si sabes cómo!Cuando recupere la esperanza, Legado de plumas, Aracnefobia, El último de los thaûrim, Ucronía no es un país pegadito a Rusia, Hijos del exilio, No escuches a la Luna y La alquimia secreta de las almas.

Nuestra pregunta

¿Qué libro te ha desgarrado más por dentro?

Barcelona, 1990. Licenciada en Periodismo y con un máster en Escritura Creativa. Cofundadora de Literup y editora en Literup Ediciones. Coordinadora y autora participante de 'La isla del escritor'. Mención de Honor en el III Premio Ripley con "Sabuesos de metal".

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